«Nada es un concepto para hundirte (también un imperativo; no te hundas). Nadar fue un francés maestro, para los que hacen de de mirar su oficio, en las artesanías de la sencillez.Nadar, el infinitivo, enuncia una plegaria para los que van a ahogar lágrimas en el agua; aunque sea igualmente el increíble placer de la única caricia que puedes sentir simultánea en todo el cuerpo.En fin, nadar, según creo ver en las miradas de Vari, es el mejor medio para para que los más prácticos encuentren cómo acabar de escribir en el agua esos mensajes que, de bebés, empezaron gateando sobre la alfombra del salón»
Extraido del texto, Instantáneas de la emoción, de Luis Rei Nuñez